LA SOLEDAD DEL INSTANTE
No
se deja pensar como un vacío,
y
es ocioso creer que ocupa el centro,
la
gravedad de un cruce de caminos
para
así darle un orden más perfecto.
Al
agua y no a la roca se aproxima
porque
en el agua es lo exterior reflejo:
rotas
alas de un tiempo descompuesto
como
barcas que van a la deriva,
pequeña
reunión de astros sin luz
que
giran desnortados a su orilla,
creyendo
que entre tanta plenitud
nunca
más ha de amanecer el día.